Empieza el caos en Myanmar

6 minutos de lectura     January 23, 2015

Llegó el día de entrar en Myanmar! Conocimos a los guías en la frontera con la India (Tamu-More border). En total nos acompañaban 5 personas para cruzar el país!?!? La oficial del gobierno, el guía, el ayudante del guía, el conductor y el de la agencia que habíamos contratado que se uniría al día siguiente. Aunque al principio pensábamos que tres de ellos eran del gobierno, finalmente sólo lo era la mujer. De momento es obligatorio ir con guía para cruzar Myanmar con tu propio vehículo, así que había que aceptarlo y disfrutar esta nueva parte del viaje.

Sellando los visados de la India
Sellando los visados de la India

Cuando estábamos rellenando papeles para salir de la India, un oficial nos dijo que había un grupo de españoles en la frontera de Myanmar intentando entrar desde hacia tres días y uno de ellos iba en silla de ruedas. Se nos encendió enseguida una lucecita… tenía que ser Albert Casals!! Si no conocéis a este chico, os recomiendo que leáis su historia. Lleva desde los 15 años viajando. Tuvimos la oportunidad de estar un buen rato con ellos mientras solucionaban un problema con uno de nuestros pasaportes. Tenían el visado para entrar pero les obligaban a pagar un permiso de 100$. Su forma de viajar es a gasto cero, pero cero real… es impresionante, pero lógicamente todo lo que suba de cero euros, hay que lucharlo de otra forma. Así que ahí estaban esperando a ver si las autoridades les dejaban entrar sin el permiso o bien se lo daban sin pagarlo. Lo que comentaba Albert era: “No importa, a nosotros lo que nos sobra es tiempo”. Los de la frontera estaban desesperados, cualquier amenaza era inútil, de ahí no se movían. Además todo con una actitud pacífica y muy positiva. Albert además transmite muchísima energía y ganas de vivir. Todos ellos nos cayeron muy bien.

Foto del grupo con Albert y sus compañeros de viaje
Foto del grupo con Albert y sus compañeros de viaje, una pasada de gente!

Estuvimos varias horas en la frontera hasta que consiguieron solucionar el problema con el pasaporte que se había colado con los nuestros, no sabemos por qué pero los guías tenían la fotocopia de un pasaporte de alguien que no estaba ahí en lugar del de Ángel!! Cosas de Myanmar, jejeje.

Después de todo el papeleo ya estábamos camino hacia nuestro primer destino, Kalaymyo. Felices de poder cruzar esa zona de Myanmar tan desconocida, pero no sabíamos lo que nos esperaba al día siguiente…

Campos de Myanmar
Gente de Myanmar
La gente de Myanmar es un encanto.

El segundo día comenzó el caos. A media mañana el camión de Jen y Peter rompió uno de los muelles traseros de la suspensión. Estaban bastante preocupados, pero el camión podía continuar hasta el siguiente destino y soldarlo allí. Poco después, unos kilómetros más allá, nos tocó a nosotros. Cogimos un bache con un poco más de fuerza y crack!! Yo no lo tenía muy claro, pero Javi al oírlo dijo “se ha roto la suspensión”. Y efectivamente se había roto la suspensión. Al parecer la base que sujeta el muelle trasero se había partido en dos con lo cual el muelle había dejado de trabajar y sólo estaba funcionando el hidráulico. Intentamos ver si reduciendo peso podíamos avanzar hasta la siguiente ciudad pero era imposible, el guardabarros trasero tocaba con la rueda.

Amortiguador trasero
Amortiguador roto
La pieza de aluminio se había partido en dos.

La moto rota en Myanmar el segundo día, no nos lo podíamos creer!! En los últimos 4 países que habíamos cruzado, se había roto en tres. Eso sí que era ponernos a prueba :D

Nuestra mayor preocupación en ese momento era ¿cómo íbamos a arreglar la moto en Myanmar? Y si no era posible arreglarla, ¿qué íbamos a hacer con la moto? Ni la rotura en Iran ni la del Himalaya me habían estresado tanto como ésta. No es lo mismo que nos pase algo por ahí a nosotros solos con el tiempo que necesitemos, a que de repente condicionemos a todo un grupo y encima en Myanmar…

Lo primero fue encontrar un vehículo que nos llevase al siguiente destino. Los guías nos dijeron que para ello teníamos que contratar un camión por 200$… Les dijimos que no, que seguro que se podía conseguir más barato. Aquí fue cuando el resto del grupo nos apoyó y nos ayudaron a explicarles que se podía buscar un camión que tuviese que tomar la misma dirección y darles algo a cambio como pagar la gasolina.

Conseguimos un camión que tomaba el mismo camino que nosotros y se dirigía a la segunda ciudad más grande de Myanmar, Mandalay, donde teníamos más posibilidades de arreglar la moto. Tardaríamos dos días en llegar porque iban parando en todos los pueblos recogiendo dinero. Los guías intentaron explicarnos a qué se dedicaban, pero no nos quedó nada claro… No tenían inconveniente en llevarnos hasta allí!! Un problema solucionado :)

Subieron la moto al camión entre varias personas.
Para mover la moto tuvieron que cogerla entre varias personas que paramos en la carretera (foto realizada por Lina y Bruno).
La moto en camión

El día siguiente tampoco sería fácil. El camión iba a Mandalay y el grupo tenía una parada intermedia, esto hacía que nos tuviésemos que separar. Nosotros no teníamos problema, queríamos llegar a la ciudad cuanto antes para buscar un mecánico. Lo malo era que en el camión sólo cabía una persona más (Javi) y que la mujer del gobierno tenía que acompañarnos por si teníamos problema en algún control. Por suerte Lina y Bruno (a los que les agradecemos muchísimo su ayuda y apoyo, se portaron genial con nosotros, muchas gracias!!!se ofrecieron a llevar a los guía en su caravana el día y medio que nos íbamos a separar del grupo. Esto me permitía acompañar a Javi y que viniese uno de los guías por si había algún problema en los controles.

En el camión
El camión que llevó la moto (foto realizada por Lina y Bruno).

Con todo esto hubo mucho caos, entre otras cosas porque los guías no paraban de contradecirse. Aung, el guía oficial, dijo que había solucionado todo con los del camión para que no pagásemos nada, que la agencia les invitaba a pasar una noche en un hotel y que si queríamos les diésemos la propina que considerásemos, que era gente que lo hacía de buena fé. Cuando vio que había que separar el grupo nos dijo que contratásemos un chofer por 200$!?!?! Y finalmente cuando Lina y Bruno nos solucionaron esto, dijo que teníamos que pagar a los del camión 200$. Tengo que comentar que los del camión era gente muy maja, no hablaban nada de ingles pero cuando hacían paradas para comer o compraban fruta nos ofrecían lo que tenían, eran buena gente (aunque lo de que recogiesen dinero por los pueblos era un poco raro…). Les íbamos a pagar la gasolina hasta la ciudad, pero Aung se metió en medio haciendo la situación cada vez más rara y pidiéndonos cada vez más dinero.

El camión que llevó la moto
El camión que llevó la moto.

Después de una discusión acalorada con Aung, llegamos al acuerdo de que pagaríamos 80$ a los del camión, que no sabemos si se enteraban de algo.

Y así nos separamos del grupo dirección a Mandalay. La única referencia que teníamos era el teléfono de un chico americano que tenía un negocio de alquiler de motos. Nuevamente nos encontrábamos transportando nosotros a la moto, dirección a una gran ciudad y sin conocer a nadie. El reto: crear una pieza nueva que soporte el muelle del amortiguador trasero, y hacerlo en menos de dos días…

A todo esto Jen y Peter tenían su odisea personal, les habían soldado el muelle aunque era una solución temporal. Lo pasaron bastante mal porque esta parte del camino tenía una carreteras muy malas, lo bueno es que podían moverse aunque el muelle estuviese roto.

Cuando entramos en Myanmar, pensábamos que sería el país con menos complicaciones. Pero estas cosas pasan y hay que encajarlas como vienen. Así que tomamos una buena cena (y muy rica, que en Myanmar se come bien) y nos fuimos a dormir para empezar un tercer día que sería decisivo.