Vacaciones del viaje en Tailandia

3 minutos de lectura     February 28, 2015

Llegar a Tailandia fue como volver a casa. Volvieron a aparecer las carreteras bien asfaltadas, los supermercados, ¡y las normas de circulación! jajaja. Hay que reconocer que tres meses y medio por la India, Nepal y Myanmar, han dejado huella en la forma de conducir de Javi. Tocaba acostumbrarse nuevamente a usar el intermitente en lugar de los brazos (algo que hemos descubierto muy útil en muchos países, al intermitente no le hacen ni caso pero si sacas el brazo para señalizar tu camino, todo el mundo lo entiende, es el “don´t worry” de la conducción ;P), mirar por los retrovisores (ya no éramos los vehículos más rápidos de la carretera) y a poder coger velocidades de hasta 120 km/h.

Así que esos fueron nuestros primeros retos, volver a aprender a conducir de una forma cívica.

Habíamos entrado a Tailandia por la frontera de Mae Sot. Cruzar nos llevó varias horas porque éramos un grupo grande y estuvimos intentando que nos dejasen tener la moto en el país el mismo tiempo que duraba nuestra visa (2 meses), pero en Tailandia el vehículo sólo puede estar un mes. Después de mucho discutir nos dijeron que era imposible, que la moto sólo podía estar un mes, pero que podíamos ampliar la estancia en cualquier oficina de aduanas del país.

Acampando en Mae Sot Tailandia
Última noche que pasamos todo el grupo de Myanmar juntos. Acampando en Mae Sot Tailandia.

Esa noche estuvimos todo el grupo junto en un campo de fútbol donde nos dejaron poner las tiendas de campaña (¡¡un campo de fútbol donde había wifi!!). Hicimos una cena para despedirnos del grupo, al día siguiente las motos nos íbamos a Chang Mai y la mayoría de los vehículos de cuatro ruedas se iban al sur de Tailandia. Aun así hemos seguido en contacto con el grupo y hasta se han cruzado nuestros caminos por el Sudeste Asiático.

Camino en dirección a Chiang Mai
El camino en dirección a Chiang Mai desde la frontera de Myanmar era una pasada.

En Chang Mai estuvimos una semana de reposo recuperándonos de los madrugones de Myanmar y del turismo intenso de esos 15 días. Nos dedicamos a dormir, poner cosas al día y prepararnos para la visita de la familia que venía 10 días a vernos.

¡¡Vaya subidón fue ver a la familia!! Una de las cosas que más se echa de menos en el viaje con la comida, porque es cierto que en España se come muy bien, es la familia y los amigos. Ver a la familia fue como unas vacaciones del viaje. Nos relajamos, nos dejamos mimar y disfrutamos muchísimo de la compañía.

Mercado nocturno de Chiang Mai.
En el mercado nocturno de Chiang Mai.

En esos 10 días hicimos todo aquello que no habríamos hecho si no hubiesen venido a vernos, por dinero y porque cuando estás en un viaje así, por lo menos nosotros, nos embarcamos en otro tipo de experiencias. Fuimos a ver tigres, elefantes y hasta cogimos un vuelo a Krabi, en el sur de Tailandia.

Para mí ver los tigres fue una experiencia que nunca olvidaré, aunque luego tuve un dilema moral enorme. La sensación que me dio una vez que estuve allí es que eran como gatos enorme y, aunque están privados de libertad, se les ve felices de recibir mimos todos los días, gordos y juguetones con los cuidadores.

Acariciando tigre.
Como si fuesen gatos.

También estuvimos con los elefantes que en este caso sí que nos pareció más un circo. Se podía ver en los ojos de los animales adultos que no disfrutaban tanto como los pequeños que se tomaban la actuación como un juego.

elefante.
Excursión con los elefantes.

De Chang Mai cogimos un vuelo a Krabi y disfrutamos 4 días de playa sin hacer nada más que bañarnos y comer. Una auténtica gozada, hasta recuperamos esos kilos que habíamos perdido en la India, jejeje.

Krabi en el sur de Tailandia.
Krabi en el sur de Tailandia. Estuvimos a punto de aplazar la visita a Laos y bajarnos al sur de Tailandia, playas de arena blanca y agua turquesa.

Tenemos que dar las gracia por esas vacaciones en medio del viaje que nos permitieron descansar y recuperar pilas. No sabes cómo echas de menos a la gente hasta que la vuelves a ver y tienes que decirla adiós. ¡¡Vaya llorera me entró!! Pero nos encantó verles y esperamos que se vuelva a repetir en este viaje :)